Hay tres maneras de hacer una hoja de acero.
La primera es conocida como “acero colado” (cast steel). Nadie usa ya ese sistema, pero quizá puedan encontrarse algunos cuchillos por ahí. Yo tengo un par de ellos que fueron de uno de mis bisabuelos.
La segunda es el forjado. Es decir, que se coloca una barra de acero al rojo en un yunque y se le va dando forma a martillazos. El forjado puede ser manual, con un martillo, o mecánico con un martillo hidráulico.
Algunos artesanos poseen uno, pero son pocos. Mucho se ha contado sobre el corte superior que tiene un cuchillo forjado, ya que la parte del filo se va comprimiendo progresivamente con el martillo, lo que debería dar una compresión y realineación de las partículas de acero en esa zona de la hoja, lo que la haría más densa.
Bueno, pues sí, y es fácilmente comprobable al microscopio. Lo que ocurre es que luego, al templar la hoja, el calor homogeneiza de nuevo las partículas de acero, con lo que el resultado es el mismo que si partiéramos de una barra que tuviera ya esa misma forma.
En fin, un mito menos a tener en cuenta.
El tercer procedimiento se llama mecanizado (stock removal), y consiste en tomar una placa de acero y desgastar con una esmeril, o una gran lijadora de banda hasta ir dando la forma y dimensiones deseadas a la hoja. Hay que tener cuidado de no recalentar el material para que no pierda el temple, o en su defecto trabajar con acero sin templar y endurecerlo posteriormente en un horno especial. A pesar de la publicidad negativa que han hecho de este método algunos cuchilleros especializados en forja, los resultados pueden ser tan buenos como con el martillo y el yunque. La mayoría de los cuchillos industriales se fabrican por mecanizado. Es también la forma más abordable por un aficionado para hacerse su propio cuchillo, pues desgastar, se puede hacer hasta con limas y esmeriles, fuerza física, y perseverancia.
Lo que es indudable, es que la forja conserva todo un sabor tradicional y romántico difícil de igualar. Desde mi punto de vista, también me da una posibilidad de experimentar y reciclar piezas de acero de diversa procedencia, que si no, estaban destinados a ser chatarra. Además, me da libertad para trabajar con acabados, formas y dimensiones que estarían más limitadas con acero industrial en placas.
GUARDAS:
Los Puukko (cuchillos tradicionales) finlandeses no tienen guardas, y allí nadie se corta con ellos. Se trata de aprender a usarlos y agarrarlos de otra manera. Las navajas de bolsillo, por lo general tampoco tienen guardas, y no nos cortamos constantemente con ellas ¿verdad? Entonces ¿a qué viene tanta obsesión con las guardas?
Creo que seguimos pensando en un cuchillo como si fuera un arma punzante, y no una herramienta de corte. En las dagas y puñales de combate, las guardas tienen más como función proteger la mano de las estocadas y tajos del arma del adversario que preservar nuestros dedos de resbalar hasta nuestra hoja. De ahí las guardas dobles. En un cuchillo de remate… tal vez, pero yo de eso sé poco: en estas latitudes en las que vivo (Cantabria), se remata de un tiro o con otra flecha, en el caso de los arqueros. Una guarda simple puede tener sentido si vamos a hacer una brusca inserción ocasional, pero creo que no es el uso más frecuente de un cuchillo de monte. La mayoría de las veces, una gran guarda es más un estorbo que una ayuda. No estoy hablando de una referencia que, al tacto, nos indique el fin del mango, sino de esas barras, placas o alas que salen a veces de los cuchillos como si fueran cuernos. Mi experiencia me dice que tienden más a engancharse en todo tipo de partes de la ropa y del objeto a cortar que una verdadera protección. Protegen, sí, pero estorban mucho. Pruébese a cortar en horizontal una rodaja de algo sobre una tabla, y se comprenderá lo que digo.
En un movimiento de corte normal, de resbalar la mano hacia algún sitio, será hacia el pomo del cuchillo, no hacia la hoja.
Si no es así, es que no se está cortando bien (ver “agarres”).
«Con una empuñadura así, quien necesita una guarda?».
¿Existe el cuchillo de monte ideal?
I – Forma de la hoja.
II – Perfil de afilado.
III – Aceros.
IV – ¿Forjado o mecanizado?.
V – Mangos.
VI – Agarres.
VII – Fundas.
VIII – ¿Industrial o artesanal?.
IX – Epílogo.